A casi una década del cierre de la planta, los extrabajadores de Foxman continúan sin respuestas concretas sobre sus inemnizaciones. Reclaman salarios adeudados, justicia por el abandono de la empresa y denuncian condiciones precarias en el predio. La causa judicial, sin avances significativos y un incendio que devastó lo que quedaba de la planta.
Desde el cierre de la planta industrial Foxman, los extrabajadores de la empresa se han enfrentado a un panorama desolador. Miguel Ameri, uno de los exoperarios, relató en declaraciones a FM La Isla la difícil situación que atraviesan: “Estamos con juicio, pero nunca cobramos nada. Hace cinco años que no entramos a la planta”.
La historia de Foxman se ha convertido en un caso emblemático de la precariedad laboral y las deficiencias del sistema judicial para dar respuestas a conflictos prolongados. Según Ameri, los problemas comenzaron cuando la empresa dejó de pagar salarios y finalmente abandonó sus operaciones. “Primero nos cortaron el gas, luego la luz, y tuvimos que dejar de ir. Denunciamos robos en el predio, pero las cosas no han cambiado”, explicó.
El juicio que los trabajadores iniciaron contra la empresa lleva más de cinco años detenidos. Según Ameri, el abogado que representa a los damnificados, el Dr. Lapadula, presentó nuevamente la causa este año, pero el proceso sigue estancado. “Siempre que llega fin de año, parece que algo se mueve, pero no pasa nada. Este año volvimos a presentar todo, pero está frenado”, comentó.
Además, el caso ha estado marcado por irregularidades, como la presentación de testigos falsos por parte de la empresa, lo que llevó a la desestimación de una parte de la causa en años anteriores. “Ahora la empresa está quebrada, y todo depende del síndico, pero no sabemos nada concreto”, lamentó.
Mientras los trabajadores esperan justicia, el predio de la fábrica se encontraba en condiciones alarmantes. Según Ameri, la responsabilidad del mantenimiento recae en el síndico, quien designó a un apoderado, el abogado José Rodas, para garantizar la seguridad y limpieza del lugar. Sin embargo, los trabajadores aseguran que las condiciones del sitio son un riesgo: “Es una bomba de tiempo. Hubo dos incendios en los últimos años, y no hay medidas claras para evitar más problemas”.
La situación de abandono se suma a la desazón de los trabajadores que, según relatan, han quedado en el olvido. “Éramos casi 80 personas. Hoy nadie se acuerda de nosotros, pero seguimos sin cobrar lo que nos corresponde. Algunos consiguieron otros trabajos, otros no pudieron, y nadie nos da una respuesta”, explicó.
En medio de esta lucha, los extrabajadores de Foxman no pierden la esperanza de obtener justicia. “Ojalá que en algún momento se pueda encausar esto y cobremos lo que nos corresponde”, expresó Ameri. Sin embargo, también reconoció que el camino está lleno de obstáculos y que la atención mediática hacia el caso ha disminuido con el tiempo.
El caso de Foxman pone en evidencia las dificultades de los trabajadores para enfrentar el abandono empresarial y las fallas del sistema judicial que debería protegerlos. Mientras tanto, los años siguen pasando, y los derechos de decenas de familias continúan sin ser reconocidos.