Dispositivos que alguna vez fueron pioneros en la tecnología móvil hoy se subastan por cifras astronómicas, convirtiéndose en piezas de culto para los amantes de la historia tecnológica.
En el fascinante universo del coleccionismo, ciertos objetos que en su momento formaron parte de la vida cotidiana adquieren un valor impensado con el paso del tiempo. Entre ellos, los teléfonos móviles “de antaño” ocupan un lugar destacado, transformándose en auténticas joyas tecnológicas que pueden alcanzar precios exorbitantes en el mercado.
No todos los dispositivos antiguos logran despertar el mismo interés. Solo aquellos modelos que marcaron un hito en la evolución de la telefonía o que destacan por su rareza se han convertido en piezas codiciadas por coleccionistas y entusiastas de la tecnología. Estos aparatos, que en su momento fueron símbolos de innovación, hoy son considerados reliquias que pueden llegar a venderse por miles, e incluso cientos de miles, de dólares.
Uno de los ejemplos más emblemáticos es el iPhone de primera generación, lanzado en 2007 por Apple. Este dispositivo revolucionario no solo introdujo el sistema operativo iOS, sino que también sentó las bases de lo que hoy conocemos como smartphones. Para los coleccionistas, este modelo representa un ícono de la transformación digital. Mientras que un iPhone 1 usado pero en buen estado puede cotizarse entre 1.000 y 2.000 dólares, un ejemplar sin abrir, en su caja original, ha llegado a venderse por la estratosférica cifra de 190.000 dólares en subastas especializadas.
Otro dispositivo que ha capturado la atención de los coleccionistas es el Motorola DynaTAC 8000x, lanzado en 1983 y considerado el primer teléfono móvil comercial de la historia. Este aparato, que en su época era sinónimo de estatus y modernidad, hoy puede alcanzar un valor de hasta 4.000 dólares, dependiendo de su estado de conservación.
La lista de modelos antiguos que hoy valen una fortuna incluye también al Nokia 8110, famoso por su diseño curvilíneo y su mecanismo de apertura deslizable, que evocaba la forma de una cáscara de banana. Este teléfono, que se popularizó en la década de 1990, puede llegar a venderse por alrededor de 200 dólares en buenas condiciones.
Por su parte, el Nokia 7700, un modelo que nunca llegó a comercializarse masivamente debido a su complejo diseño, se ha convertido en una pieza de colección sumamente valorada. Los expertos estiman que su precio oscila entre 1.100 y 2.500 dólares, dependiendo de su estado.
Otro dispositivo que no pasa desapercibido es el Motorola StarTAC 130, lanzado en 1996 y reconocido por ser uno de los primeros teléfonos plegables. Hoy, los coleccionistas están dispuestos a pagar hasta 450 dólares por un ejemplar en buen estado.
Finalmente, el Nokia Mobira Talkman, un teléfono portátil de 1984 que en su momento fue considerado un artículo de lujo para ejecutivos, también ha encontrado su lugar en el mercado del coleccionismo. En la actualidad, este modelo puede alcanzar un valor de 800 dólares si se encuentra en condiciones óptimas.
Estos dispositivos, que alguna vez fueron herramientas de comunicación, hoy son testigos de la evolución tecnológica y objetos de deseo para quienes buscan preservar la historia de la innovación. En un mundo donde lo nuevo rápidamente se vuelve obsoleto, estos teléfonos antiguos demuestran que, en ocasiones, el valor no está en la funcionalidad, sino en la nostalgia y el legado que representan.