El Gobierno anunció la eliminación de fondos para programas en disciplinas no estratégicas. La inversión estatal en ciencia y tecnología cayó un 32,9% en 2024, configurando la mayor disminución histórica. Los científicos advierten sobre las graves consecuencias para el sistema científico argentino.
La decisión del Gobierno de cancelar el financiamiento para programas en áreas como ciencias sociales, ambientales y divulgación científica desató una fuerte alarma en la comunidad científica. Expertos consultados calificaron el recorte como “sin precedentes”, mientras los números confirman la gravedad de la situación: la inversión estatal en ciencia y tecnología sufrió una reducción del 32,9% en 2024, el mayor desplome registrado en la historia.
A partir de ahora, solo se financiarán proyectos en sectores considerados estratégicos como agroindustria, energía, minería, economía del conocimiento, innovación y salud. Sin embargo, la medida, impulsada por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación, aún genera incertidumbre sobre su implementación. Para los investigadores de otras disciplinas, el futuro parece sombrío: sin fondos, deberán buscar recursos externos, un desafío titánico en el contexto actual.
Rodrigo Quiroga, doctor en Ciencias Químicas e investigador del Conicet, expresó: “Esto es un ataque directo al sistema científico argentino. No solo nos consideramos un gasto inútil, sino que además nos tratan como delincuentes. Es un desfinanciamiento que paraliza el sistema y nos empuja a buscar financiamiento externo, algo extremadamente complicado”.
La resolución gubernamental, que se justifica en una “crisis económica sin precedentes”, delegó en Darío Genua, titular de la Secretaría de Ciencia y Tecnología, la tarea de ajustar, devolver fondos o renegociar los programas fuera de las áreas estratégicas.
Guillermo Durán, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, denunció que “la jefatura de Gabinete ha blanqueado lo que venían haciendo durante todo el año: eliminar programas fundamentales como Equipar Ciencia y Construir Ciencia. Su objetivo es claro: desfinanciar el sistema de ciencia y tecnología”.
Impacto generalizado
La Federación de Docentes Universitarios (FADUN) repudió la medida, convocando a la sociedad a mantenerse alerta en defensa de la educación pública y la ciencia. En paralelo, se instalaron mecanismos de auditoría en los organismos de investigación que, según especialistas, operan con un tono de persecución.
Mario Pecheny, representante de las Ciencias Sociales y Humanidades en el Conicet, subrayó que esta política no solo profundiza el desfinanciamiento, sino que también legitima un ataque contra la pluralidad del conocimiento. “Quieren imponer la idea de que solo es válida la ciencia con impacto económico inmediato, ignorando que la ciencia básica es esencial para los avances a largo plazo”, señaló.
Números alarmantes
Los datos confirman la magnitud del ajuste. El presupuesto destinado al Conicet cayó un 20%, mientras que la Comisión Nacional de Energía Atómica y el INTA enfrentaron recortes del 29% y 23,6%, respectivamente. La inversión en educación también sufrió un desplome histórico, con una reducción del 43,8% y un impacto directo en las universidades nacionales, cuyo presupuesto se redujo un 25% en términos reales.
El Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIICTI) destacó que la inversión estatal en CyT descendió al 0,208% del PBI, incumpliendo la Ley de Financiamiento que establecía un incremento progresivo hasta alcanzar el 1% en 2032.
Conclusión:
La comunidad científica se enfrenta a un panorama crítico. Los recortes no solo afectan a proyectos actuales, sino que amenazan con debilitar la capacidad del país para generar conocimiento y resolver problemas complejos. Mientras tanto, organizaciones y expertos llaman a resistir y visibilizar las consecuencias de un modelo que prescinde de la ciencia y la educación como pilares del desarrollo.
