Los vendedores de ilusiones: la generación de jóvenes “gurúes digitales” que sueñan con ser millonarios

Promesas vacías y estrategias de manipulación detrás del sueño de “escapar del sistema”

En un mundo cada vez más influenciado por las redes sociales, ha surgido una nueva generación de jóvenes autodenominados “emprendedores digitales”, que prometen éxito, riqueza y libertad a través de cursos motivacionales y formaciones online. Matías Cardozo, conocido como “el Colorado Ponzi”, encabeza este fenómeno en Argentina, atrayendo a miles de jóvenes con el espejismo de una vida sin jefes, repleta de lujos y viajes exóticos.

El negocio de las promesas

El punto de partida para captar a sus clientes es una masterclass gratuita, diseñada para enganchar a personas vulnerables, muchas veces con la autoestima baja. El objetivo es venderles el sueño de un futuro “exitoso” como emprendedores de su propio destino. Para estos “gurúes digitales”, el éxito se mide en relojes de lujo, autos de alta gama como Lamborghinis, propiedades con vistas panorámicas y constantes escapadas a Miami y Dubái.

Sin embargo, lo gratuito tiene un costo: los cursos de Cardozo comienzan en los 50 dólares mensuales, mientras que las opciones premium pueden alcanzar los 2500 dólares por seis meses. ¿La promesa? “Cambiar tu identidad por completo” y crear un negocio de cero.

Un ejército digital con un mentor polémico

Cardozo, con apenas 19 años, se presenta como un modelo a seguir. “Pasé de un pueblo a ganar 130 mil dólares al mes”, afirma en sus redes, donde asegura tener 10.000 alumnos mensuales. Su mentor es Amadeo Llados, un influencer español que lidera la “escuela Tu1millon” y quien también enfrenta serias acusaciones, desde estafas hasta discursos de odio.

Llados, con su historia de origen humilde —desmentida por investigaciones que revelaron su educación en un exclusivo colegio británico—, vende la idea de que cualquiera puede hacerse millonario. No obstante, su modelo de negocio piramidal y su falta de acreditaciones legales para emitir certificados han llevado a denuncias judiciales por parte de antiguos alumnos.

El culto a la simulación

En el ecosistema digital de estos vendedores de ilusiones, la imagen lo es todo. Redes sociales como Instagram se han convertido en vitrinas donde despliegan su estilo de vida. Fotos de vuelos en primera clase, entrenamientos al amanecer y mensajes motivacionales se combinan con vídeos donde presumen de sus “logros”. Sin embargo, la realidad a menudo desmiente el espectáculo.

Un ejemplo es el caso de Cardozo, quien fue señalado por simular viajar en clase business cuando, en realidad, ocupaba un asiento en la fila 30. Estos deslices no parecen afectar su estrategia; al contrario, refuerzan su narrativa de que “los haters solo generan más dinero”.

El impacto en los jóvenes y la crisis de valores

El fenómeno no solo implica pérdidas económicas para quienes invierten en estos cursos, sino también un cambio preocupante en los valores de las nuevas generaciones. Niños de tan solo 11 años se sumergen en este universo, absorbidos por la idea de que estudiar “no sirve para nada” y que la clave del éxito está en las redes sociales y el emprendimiento rápido.

Ezequiel Gatto, investigador del Conicet, ofrece una mirada más amplia: “La fantasía de ser millonario responde a la incertidumbre de un mundo donde los proyectos colectivos y las formas tradicionales de trabajo se han deteriorado. En ese contexto, el dinero se convierte en una promesa para lidiar con el caos”.

Un fenómeno global con riesgos latentes.

Los casos de Cardozo y Llados son apenas la punta del iceberg de un fenómeno global. Las redes sociales han permitido la proliferación de estos “vende humo”, quienes, detrás de una fachada de éxito, explotan las aspiraciones y temores de millas de personas.

En un mundo marcado por la precariedad laboral y la crisis de valores, la pregunta que queda es: ¿cuánto tiempo más podrá sostenerse este castillo de naipes antes de que las ilusiones se desmoronen?

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