La revolución silenciosa de las ciencias de la vida: el futuro que ya está aquí

Mientras la inteligencia artificial acapara titulares, la “tecno-biología” emerge como la verdadera fuerza transformadora de la próxima década, prometiendo avances que impactarán en salud, energía y cambio climático.

En un año en el que la inteligencia artificial generativa (IAG) se llevó todos los reflectores, una disciplina menos ostentosa pero de impacto igual o mayor comienza a destacar en la arena global: las ciencias de la vida, o “tecno-biología” como algunos ya la denominan. Este campo, que engloba la biología computacional y la biología sintética, está generando avances que podrían transformar sectores clave como la salud, la alimentación, la energía y la lucha contra el cambio climático.

La biología como sistema de información
El término “tecno-biología” refleja un cambio paradigmático: se reconoce a la biología como un sistema de información, lo que facilita su integración con herramientas digitales. Juan Soria, director del fondo de inversión SF500, explica: “Esta conceptualización no solo simboliza una nueva era para la biotecnología, sino que también sirve como una estrategia de marketing para atraer inversores del mundo digital al de la biología”.

Cuatro fuerzas impulsan esta revolución: la digitalización de datos biológicos, el desarrollo de herramientas computacionales avanzadas, la aceleración de la experimentación automatizada y una caída exponencial en los costos. Según Graciela Ciccia, directora de innovación de Insud, “2024 marcó la consolidación de la convergencia tecnológica entre las ciencias de la vida y las ciencias de datos. La inteligencia artificial pasó de ser una herramienta auxiliar a convertirse en un pilar fundamental para diseñar nuevos fármacos, diagnosticar enfermedades y optimizar la agricultura”.

Hitos del 2024: GLP-1, ARN y CRISPR
Entre los avances más destacados, los medicamentos GLP-1 revolucionaron la industria farmacéutica. La empresa danesa Novo Nordisk se convirtió en la más valiosa de Europa gracias a Ozempic, un tratamiento que inicialmente se desarrolló para la diabetes tipo 2 pero que hoy se usa contra la obesidad, un problema global con impacto directo en muchas enfermedades crónicas. Alison Sexton Ward, economista de la Universidad del Sur de California, señala que “las implicancias económicas de reducir la obesidad son inmensas”.

El ARN, por su parte, pasó de ser una “cenicienta” a una estrella de la biotecnología. Startups como Oncolic y Multiply, en Argentina, utilizan marcadores de ARN para diagnósticos más precisos y económicos. Tom Cech, premio Nobel y autor de “El Catalizador”, remarca que “hace unas décadas el ADN eclipsaba al ARN, pero hoy este último lidera avances clave en medicina y biotecnología”.

Por otro lado, CRISPR, la herramienta de edición genética, alcanzó nuevos hitos. En 2024, se aprobó en Estados Unidos el primer medicamento basado en esta tecnología, y terapias para cáncer y desórdenes sanguíneos están listas para desplegarse en 2025. Virginia González, cofundadora de Toyoko, resalta que “los avances en CRISPR están acelerando de manera exponencial el desarrollo de tratamientos personalizados”.

Computación cuántica y protenoma
La computación cuántica también tuvo un año crucial, con Google presentando un nuevo chip que promete resolver los actuales problemas de estabilidad de los qubits. Este avance podría ser un catalizador para la biotecnología, especialmente en simulaciones complejas. Además, el desciframiento del “protenoma” gracias a la inteligencia artificial permitió a científicos como Demis Hassabis, David Baker y John Jumper obtener el Premio Nobel de Química en 2024. Este logro allana el camino para nuevos medicamentos y materiales avanzados.

Innovación silenciosa
Aunque menos estridente que la inteligencia artificial, la tecno-biología avanza con pasos firmes, ofreciendo soluciones concretas para los grandes desafíos del siglo XXI. Desde mejorar la salud global hasta combatir el cambio climático, esta “innovación silenciosa” demuestra que el futuro ya está aquí, moldeado por descubrimientos que combinan tecnología y biología como nunca antes.

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