Juzgado de familia de Río Grande impidió que un abuelo con enfermedad terminal vea a su nieta antes de su muerte

En declaraciones a la Mañana Líder por FM La Isla, Darío Proietti, padre impedido por la justicia de ver su hija desde hace más de 1000 días, habló al respecto en el contexto del caso Lucio Dupuy, niño asesinado por la progenitora y su pareja cuya custodia fue entregada a la madre sin ningún tipo de evaluación y que derivó en el asesinato del niño de 5 años. “No la veo yo, no la ve mi familia, no la ven  mis padres, para agravar la situación, el 8 de diciembre mi papá falleció y falleció sin poder ver a su nieta”, lamentó el Darío. La decisión fue tomada por la jueza Marina Paola Montero del juzgado N° 2 de familia y minoridad.

El caso Lucio Dupuy despertó la atención de la sociedad sobre la tendencia de la justicia a favorecer el otorgamiento de la tenencia de los menores a sus madres (sin ningún tipo de evaluación en muchas ocasiones) en detrimento de los padres, que se ven impedidos de mantener una relación fluida con sus hijos producto de medidas cautelares del poder judicial, a instancias de las madres.

En ese contexto, Darío Proietti, comentó que en diciembre habían solicitado a la madre (mediante su abogada) que le permitan a la niña visitar a su abuelo, quien cursaba una enfermedad invasiva y avanzada, petición que fue denegada por la madre y su letrada y que impidió que el abuelo pueda ver a su nieta previo a su muerte el 8 de diciembre pasado.

“Les resbaló”, enfatizó el damnificado y agregó, “si yo no la sigo viendo seguiré  en la lucha, pero mi viejo yo sabía que se apagaba y yo dije que por lo menos el día de mañana cuando alguien se arrepienta de esta situación no sea tan tarde, ahora ya es tarde, ya todo lo que se tenía que decir no se va a poder decir”.

En lo que respecta a la justicia, Darío señaló que se ha apersonado a diario en el juzgado antes del cierre de feria para hablar con la jueza Montero del juzgado N°2 de familia quien, según manifestó Darío, le había asegurado que estaba muy interesada en la salud de su padre –el abuelo fallecido- y sostuvo que “era un carnaval”, que todos los empleados estaban en el lugar pero sin brindarle atención y que la jueza lejos de darle una respuesta ni siquiera respondió a la presencia de Darío en el lugar.

“Era un ambiente jocoso, riéndose en la mesa de entrada, contando chistes, a mí me parece que no es para eso el juzgado de familia, que de última que lo hagan adentro”, dijo.

“Mi padre trabajó 28 años en el poder judicial, se jubiló en el poder judicial, lo conocía todo el mundo, todo el mundo conocía la situación de salud de mi padre y que no veía a su nieta”, dijo Darío y sostuvo que “yo no quiero un favor de la justicia, quiero justicia, nada más”.

Finalmente, Darío señaló que no es solamente la Justicia lo que no funciona, sino también la DPI y la dirección pericial.

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