La emblemática compañía de lácteos, con 86 años de trayectoria, anunció el despido de 350 empleados y enfrenta una grave crisis financiera y operativa. Con una producción al 20% de su capacidad y deudas millonarias, el futuro de la empresa es incierto.
La profunda crisis económica que atraviesa el país, agudizada por las medidas implementadas por el presidente Javier Milei, ha golpeado duramente al sector industrial nacional. Entre las víctimas más destacadas se encuentra Sancor, una de las empresas lácteas más emblemáticas de Argentina, que acaba de anunciar el despido de 350 trabajadores. Según fuentes sindicales, este número podría incrementarse hasta alcanzar los 500 empleados en los próximos meses.
Fundada hace 86 años, Sancor ha sido un pilar en la producción de leche y derivados lácteos en el país. Sin embargo, la compañía enfrenta hoy una de las peores crisis de su historia, con niveles de producción mínimos y un panorama financiero desalentador. La situación es tan crítica que la empresa ha tenido que cerrar temporalmente dos de sus cinco plantas y reducir al mínimo la actividad en las restantes.
En un comunicado enviado a los empleados afectados, la empresa justificó los despidos bajo el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo, alegando “razones de fuerza mayor ajenas a su voluntad”. El texto detalla que los trabajadores recibirán las indemnizaciones correspondientes y sus certificados laborales, pero no ofrece mayores explicaciones sobre el futuro de la compañía.
Producción al límite y deudas millonarias
Actualmente, Sancor opera con apenas el 20% de su capacidad productiva total. La planta de La Carlota, dedicada a la elaboración de quesos duros, y la de Balnearia, especializada en quesos semiduros, han detenido sus actividades. Mientras tanto, las instalaciones en Devoto (Córdoba) continúan funcionando a baja escala, produciendo queso crema Mendicrim y mantecas. Las plantas de Gobernador Gálvez y Sunchales, por su parte, mantienen en marcha la fabricación de leches larga vida, chocolatadas, productos infantiles, leche en polvo y dulce de leche, aunque con una capacidad muy reducida.
Desde la empresa han advertido que, de no encontrarse una solución urgente, toda la producción podría paralizarse. En este contexto, Sancor busca desesperadamente inversores que permitan revertir la situación, en medio de una crisis de consumo que afecta a todo el país.
Deudas con el Estado y conflictos laborales
La crisis de Sancor no se limita a su capacidad productiva. La compañía arrastra una deuda de aproximadamente 2.500 millones de pesos, que incluye obligaciones impositivas y compromisos salariales con sus empleados. Además, enfrenta un conflicto con la Empresa Provincial de Energía de Santa Fe (EPE), que amenaza con cortar el suministro eléctrico debido a los impagos. A pesar de que el exgobernador Omar Perotti condonó una deuda de 500 millones de pesos, la situación financiera de la empresa sigue siendo insostenible.
En un intento por aliviar la presión, Sancor solicitó una prórroga hasta el 28 de febrero para regularizar su situación con la EPE. Sin embargo, los problemas no terminan allí. La empresa ha decidido fraccionar el pago de los salarios, lo que ha generado malestar entre los trabajadores y ha llevado a la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (Atilra) a considerar medidas de fuerza, incluyendo la paralización de operaciones y la intervención de la Secretaría de Trabajo.
Un futuro incierto
La situación de Sancor refleja el impacto de la crisis económica en uno de los sectores más importantes del país. Con una trayectoria de casi nueve décadas, la empresa enfrenta un desafío sin precedentes que no sólo pone en riesgo su continuidad, sino también el empleo de miles de trabajadores y la estabilidad de toda una cadena productiva.
Mientras la compañía busca alternativas para sobrevivir, el sector lácteo argentino observa con preocupación el devenir de esta histórica firma, cuyos problemas podrían ser el preludio de un escenario aún más complejo para la industria nacional.