El último dato del INDEC revela un preocupante aumento de la pobreza en todo el país, con una cifra record del 52.9% con más del 66% de niños y niñas menores de 14 años viviendo bajo la línea de pobreza. Especialistas advierten sobre las consecuencias a largo plazo para la sociedad y cuestionan la efectividad de las políticas de Milei y Caputo. El impacto social y económico se hace sentir en todos los sectores, mientras que las respuestas del Estado parecen insuficientes para enfrentar esta crisis.
Los ultimo dato del INDEC sobre la pobreza en Argentina ha generado una fuerte repercusión a nivel nacional y provincial. Según las últimas cifras, más de 5 millones de personas han caído por debajo del umbral de pobreza en los últimos meses, superando ampliamente las expectativas previas. Este fenómeno no solo afecta a los sectores históricamente vulnerables, sino que más del 90% de los nuevos pobres provienen de la clase media, que ha sido severamente golpeada por la crisis económica.
El informe también resalta que la pobreza infantil alcanza niveles alarmantes, el 66% de los niños y niñas de hasta 14 años viven bajo la línea de pobreza, un incremento que pone en duda el futuro del país. “Es un dato que empeora lo que ya venía preocupando”, afirmó el economista Martín Kalos, de la consultora EPyCA y docente de UBA, en diálogo con FM La Isla. “Cuando decimos que el 66% de los niños y niñas están bajo la línea de pobreza hoy, si no remediamos esto rápidamente, significa que el 66% de los futuros adultos habrán crecido en estas condiciones”.
Las causas de este incremento en la pobreza son múltiples, pero los especialistas coinciden en que las políticas económicas nacionales tienen una incidencia directa. Kalos señala que, si bien algunas medidas del gobierno han buscado contener la crisis, “hoy los indicadores responden principalmente a decisiones políticas a nivel nacional”, lo que limita el margen de acción de los gobiernos provinciales y municipales. Esto hace que las herramientas del Estado provincial y local sean insuficientes para mitigar el impacto de la pobreza y la indigencia en sus territorios.
En los últimos meses, la inflación y la caída de los salarios han jugado un rol clave en el deterioro de las condiciones de vida. Aunque algunos sectores registrados del empleo privado lograron ganar terreno frente a la inflación, la precarización laboral y la falta de acceso a empleos formales hacen que gran parte de la población continúe en una situación crítica. La informalidad laboral sigue en aumento, y con ella, la inseguridad económica para millones de familias.
El dato más preocupante del informe es, sin duda, el que refiere a la pobreza infantil. Kalos advierte que esta situación es más que un problema coyuntural, es un fenómeno estructural que afecta a generaciones enteras. “Estamos hablando de hogares que década tras década, generación tras generación, siguen estando en situación de pobreza”, comentó el economista. Los niños y niñas que hoy crecen en estas condiciones enfrentan un futuro incierto, con escasas oportunidades para salir de la pobreza en su vida adulta.
El impacto de esta realidad no es solo económico, sino también social. Las consecuencias a largo plazo de tener a dos tercios de la niñez en situación de pobreza son profundas y abarcan desde la educación hasta la salud, pasando por la cohesión social. Kalos enfatiza que, si no se toman medidas urgentes y efectivas, el futuro de la sociedad argentina se verá gravemente comprometido.
El papel del gobierno y las respuestas insuficientes
Frente a este escenario, las respuestas del gobierno nacional han sido objeto de debate. Si bien el gobierno ha impulsado algunas medidas, como el aumento de la Asignación Universal por Hijo (AUH), estas no han sido suficientes para contener la crisis. Además, muchos hogares no reciben esta ayuda debido a que no tienen hijos o porque sus condiciones laborales los excluyen del sistema de asistencia social.
Las críticas no se han hecho esperar. Kalos señala que, aunque el gobierno intenta mostrarse optimista respecto a algunos indicadores mientras que la realidad para las familias es que cada vez les cuesta más llegar a fin de mes. “El salario registrado privado puede haber mejorado, pero hay mucha gente que ha pasado a empleos no registrados o informales, lo que precariza aún más su situación”, explicó. Esta precarización, junto con la reducción en transferencias como jubilaciones y planes sociales, agrava el problema de la pobreza.
El panorama político también juega un rol fundamental en esta crisis. A pesar de las dificultades económicas, el gobierno aún mantiene una ventaja política al no enfrentar una oposición fuerte y consolidada. Según Kalos, este es un factor clave: “No hay nadie proponiendo algo distinto, y quienes intentan hacerlo tienen el problema de haber sido parte de gestiones anteriores que también fracasaron”.
Sin embargo, este equilibrio es frágil. Las medidas económicas, especialmente los ajustes que el gobierno ha implementado, están comenzando a erosionar la imagen del presidente y de su gestión. La frustración social está en aumento, y muchos analistas advierten que, de no tomarse decisiones correctivas, la situación podría empeorar aún más en los próximos meses.
En cuanto al futuro inmediato, se espera que el gobierno tome nuevas medidas, como el control de tarifas para aliviar la presión inflacionaria sobre los hogares. Sin embargo, Kalos advierte que estas decisiones, aunque necesarias en el corto plazo, podrían tener consecuencias a largo plazo. “Pisar las tarifas puede ser pan para hoy y hambre para mañana”, comentó.
La situación de pobreza en Argentina, con un fuerte impacto en la infancia, no es un fenómeno pasajero, sino un desafío estructural que requiere respuestas urgentes y sostenibles. Mientras el gobierno nacional intenta manejar la crisis con medidas paliativas, los especialistas coinciden en que se necesita un plan a largo plazo para revertir la situación.
Con el 66% de los niños y niñas en situación de pobreza, el país enfrenta un desafío histórico: asegurar un futuro digno para su juventud y evitar que generaciones enteras queden atrapadas en un ciclo de pobreza. Las políticas públicas deben enfocarse en atacar las raíces del problema, y no solo en contener los síntomas a corto plazo, si se quiere construir una sociedad más justa y equitativa.