La expresidenta presentó una crítica contundente al modelo económico y político actual, y pidió a la militancia redoblar esfuerzos para la unidad y el fortalecimiento del peronismo.
Cristina Fernández de Kirchner asumió formalmente como presidenta del Partido Justicialista (PJ) nacional en un evento realizado en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), en un contexto político y económico marcado por la gestión del presidente Javier Milei. Durante su discurso, Fernández lanzó fuertes críticas al modelo económico actual y delineó las prioridades del peronismo para los próximos años, subrayando la necesidad de unidad y acción.
Críticas al modelo libertario y el análisis económico
La exmandataria fue tajante al describir la gestión de Milei como un “modelo de valorización financiera” y “extractivista”. Según Fernández, este enfoque desvía los recursos hacia la especulación y no hacia la producción. “La plata no se invierte en bienes y servicios, sino en timba”, afirmó, subrayando que este esquema genera cierre de empresas y precarización laboral.
Durante su discurso, respaldado por datos, denunció que la actual administración enfrenta un endeudamiento de casi 100 mil millones de dólares y un déficit en la cuenta corriente desde julio. También desmintió que el gobierno libertario haya reducido la emisión monetaria, señalando que “pisar el dólar” para contener la inflación tiene consecuencias negativas como el cierre de fábricas y la pérdida de empleos.
Una herencia de tensiones y desafíos internos.
El acto no estuvo exento de tensiones. Si bien Fernández saludó al gobernador riojano Ricardo Quintela, quien compitió por la presidencia del PJ, la ausencia de gobernadores provinciales y del mandatario bonaerense Axel Kicillof reflejó divisiones internas. Aunque Kicillof felicitó a Fernández a través de la red social X, su inasistencia, atribuida a compromisos previos, evidenció la complejidad del panorama político interno.
Además, la flamante presidenta criticó la falta de apoyo de sectores como la CGT, recordando que en su gobierno estos sectores sindicales se movilizaban con mayor contundencia. “En esa época, la CGT paraba”, lanzó con ironía.
Un plan de acción para el peronismo
Fernández propuso una estrategia en tres etapas para enfrentar los desafíos actuales: “qué está pasando”, “por qué” y “qué hacemos”. Según explicó, el triunfo de Milei no fue una estafa electoral, sino una respuesta al descontento social. Sin embargo, vinculó este fenómeno al fracaso de las políticas tradicionales y al discurso antipolítico promovido por medios y sectores judiciales.
De cara al futuro, subrayó la importancia de formar cuadros políticos y técnicos, así como de planificar y organizar con visión estratégica. “No podemos ser solo militantes electorales; Necesitamos volver a ser militantes políticos”, afirmó.
Cuestionamientos internacionales y críticas al estilo presidencial
Fernández también se refirió a la política exterior del gobierno de Milei, señalando que el enfoque hacia Estados Unidos es ingenuo y carente de visión estratégica. Con su característico tono sarcástico, comparó la admiración del presidente hacia Donald Trump y la cultura estadounidense con el entusiasmo infantil de su hijo por personajes ficticios.
Un cierre con mensaje de esperanza y acción.
El acto concluyó con un llamado a la unidad ya la acción concreta. Fernández anticipó que en marzo presentará un plan de trabajo integral para reorganizar el peronismo y preparar al partido para los desafíos futuros. “Los argentinos merecemos algo mejor. Tenemos que trabajar juntos para lograrlo”, sentenció.
La asunción de Cristina Fernández como líder del PJ marca un nuevo capítulo en la política argentina, cargado de desafíos internos y externos. En un escenario polarizado, su liderazgo busca consolidar un peronismo renovado capaz de enfrentar al gobierno de Milei y responder a las demandas de una sociedad que exige soluciones urgentes.
