El exdirector del CONICET, Manuel García Solá, reveló haber sido presionado a renunciar por oponerse a una supuesta discriminación ideológica hacia los investigadores. Sus declaraciones han despertado inquietud en la comunidad científica.
Manuel García Solá, quien hasta esta semana ocupaba un puesto en el directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), aseguró que fue apartado de su cargo luego de objetar una “persecución ideológica” dentro del organismo. En una carta dirigida a Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), García Solá expresó su rechazo a cualquier acto que busque “perseguir ideas científicas, políticas o religiosas”. Designado en representación del sector Agro en 2022, su postura ha generado controversia y preocupación sobre el impacto en el prestigio del CONICET, líder en investigación en América Latina.
El trasfondo de la controversia
García Solá, un académico reconocido con una carrera que incluye haber sido ministro de Educación en la gestión de Carlos Menem, explicó que, durante una reciente reunión del directorio, cuestionó una “discriminación política” en la selección de proyectos de investigación. Sus críticas habrían incomodado a Daniel Salamone, presidente del CONICET y experto en clonación nombrado por Javier Milei, lo que desencadenó, según García Solá, presiones para su salida. Desde ese momento, las gestiones para desvincularlo habrían avanzado, hasta culminar en su salida el jueves pasado.
Libertad de pensamiento en riesgo
En declaraciones, García Solá cuestionó la falta de apertura a la diversidad de opiniones en el ámbito científico, afirmando que, en un clima de “amordazamiento” ideológico, no es posible avanzar hacia una verdadera libertad económica. “La persecución por ideas es antagónica a los principios científicos”, señaló. Además, subrayó que alcanzar metas económicas no puede darse cuenta sin libertad de pensamiento, subrayando que su experiencia en la SRA le mostró que este tipo de libertades son esenciales para el desarrollo social y económico.
Respaldo y preocupación desde la comunidad científica
Instituciones de ciencia y tecnología como la Red Argentina de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (RAICYT), que agrupa a más de 200 directores de institutos del país, han manifestado su preocupación por la “injerencia ideológica” en el proceso de evaluación de proyectos de investigación. Jorge Geffner, investigador del CONICET y miembro de la RAICYT, afirmó que el Gobierno favorece investigaciones alineadas con su agenda cultural, mientras discrimina proyectos relacionados con temas como género y cambio climático, temas que no figuran dentro de sus prioridades.
Restricciones y desfinanciamiento en el CONICET
En un contexto de constantes recortes, el CONICET ha perdido 450 puestos para becarios y 600 para investigadores en lo que va del año, mientras que las políticas de financiamiento también han restringido proyectos. Nuria Giniger, dirigente de ATE CONICET Verde y Blanca, indicó que estas políticas reflejan un plan de “desprestigio” hacia la institución y la comunidad científica. Giniger denunció que el Gobierno ha reducido un 40% de las becas doctorales y posdoctorales y no ha habilitado a los 900 investigadores que ganaron concursos en 2022.
La sucesión de García Solá y las preocupaciones futuras
La salida de García Solá deja un vacío que deberá cubrirse con otra figura del sector Agro. Entre los candidatos de la terna propuesta en 2022 figuran José María Bruniar, apoyado por Coninagro, y Maura Aurelia Rodríguez, representante de la Federación Agraria. Bruniar, que es crítico de la Agenda 2030 de la ONU y niega el cambio climático, es un ferviente defensor de las ideas promovidas por La Libertad Avanza (LLA), lo que genera inquietud entre miembros del CONICET y la comunidad científica.
Tensión y antecedentes en el CONICET
Esta situación se da en un contexto en el que el CONICET enfrenta un debate interno con su actual administración para preservar su misión científica ante las presiones del Gobierno, que incluso ha llegado a proponer el cierre del organismo. Uno de los episodios más sonados fue la eliminación temporal de alrededor de 30 investigaciones en Ciencias Sociales del repositorio público del CONICET, entre ellas un estudio sobre sexualidad que fue objeto de burlas en redes sociales por funcionarios del Gobierno.
Comparación con el gobierno de los 90
García Solá comparó la administración actual con la de la década de 1990, cuando fue ministro de Menem, y subrayó que entonces existía una “libertad política” irrestricta. Resaltó que, aunque se perseguía la libertad económica, también se respetaban las opiniones diversas, algo que, según él, hoy no ocurre. Desde el CONICET, algunos colegas destacan que García Solá comparte ciertas posturas liberales de la actual administración, pero consideran que su denuncia de discriminación ideológica es una alerta significativa, ya que proviene de un referente propuesto por la SRA, lo cual otorga mayor peso a su posturas.